Lo vi en una
exposición que me habían recomendado. Yo era un chaval de unos veinte años y él
tenía noventa y uno. No los aparentaba desde luego, aunque andaba apoyándose en
un bastón. Se llamaba Albino García García.
Me llamó la
atención el interés con que miraba algunas fotos y me hice el encontradizo. No fue
difícil entablar conversación. Me comentó que entró en la exposición por
casualidad, pues a él lo que le gustaba era caminar por la alameda al caer la
tarde y asomarse de vez en cuando a la balaustrada para ver el mar.
Continuamos el
paseo por el borde e intimando me comentó que había tenido un hijo que se murió
siendo un niño, pero gracias a Dios tenía otras tres hijas más. Ahora estaba
pasando una temporada en casa de una de ellas.
Iba en varias
ocasiones a esa alameda y me lo encontraba frecuentemente por allí. Nos
conocíamos. De pronto dejó de acudir y supuse que se habría acabado el turno con
esta hija. Ya no le volví a ver más. Una vez, no recuerdo bien si la última que
nos vimos, mantuvimos una conversación que aun recuerdo.
-Pues ya,
después de más de noventa años, he podido conocer los ingredientes de la vida
–me dijo casi sin venir al caso.
-Bueno, pues yo confío
que no tenga que esperar tanto. ¿Y qué vas a hacer ahora con ellos? –le
pregunté sonriéndome.
-Nada. Da
igual, porque ya no me va a dar tiempo – me respondió con el mismo tono de
broma.
-Pero si ya los
tienes ¿de qué no te va a dar tiempo? –repliqué.
-De saber la
proporción –sentenció-. Para dominarla bien, también hay que conocer las
cantidades. De eso ya no me va a dar tiempo – y ya no supe cómo ni qué responderle.
9 comentarios:
Yo empiezo a tomarle la medida...
¿Y no te dijo cuáles eran? ¿No le preguntaste? Hombre, Paco, cuando uno se encuentra con una oportunidad así, no se la deja pasar. Bueno, si te dijo los ingredientes, por favor, escribe otra entrada y nos lo cuentas. Así por lo menos ya llevamos eso adelantado, que yo ya me estoy haciendo vieja.
Teresa, la medida y la proporción son importantes en una receta como esta. Tú lo sabes bien, con ese blog culinario que tienes.
Qué bien que pases por aquí. Aunque últimamente es difícil seguirte el rastro.
Pues Ángela cuando uno tiene 20 años, aparte de muchas otras cosas, se cree inmortal. Así que como además pensé que me estaba gastando una broma, al final no le pregunté.
¿Difícil? Siempre se vuelve al lugar del crimen, querido Paco. Si soy de lo más previsible... :-)
La gracia debe de estar (eso espero) precisamente en que para ciertos asuntos no hay recetas. Pero no por eso vamos a dejar de seguir cocinando, desde luego.
Me encanta como cuentas, Paco, ese tono de cercanía, tan difícil para mi.
Un abrazo.
Pero qué dices Xuan, si eres capaz de exprimir el mejor jugo literario que sale de una foto.
Tejer unas palabras tan certeras a una imagen, como la última foto que has puesto en tu blog.
Ojalá tuviera yo esas cualidades tuyas.
Por todo ello, es un halago viniendo de ti estas palabras.
Un abrazo.
Bueno, puede sonar algo raro en los tiempos que vivimos, pero la mayor parte de la gente mayor con la que hablo o he hablado se arrepiente de no haber sabido encontrar la proporción justa de trabajo y ocio, o sea, creen que hubieran podido vivir igual trabajando menos. Dicho de otra manera: se arrepienten de haber trabajado tanto.
Un abrazo
Yo también me he encontrado con personas que decían lo mismo. La verdad es que es complicado. Y más ahora.
Quizá lo mejor es que te guste tu trabajo. A mi no me desagrada, pero de ahí a que te guste....
Un abrazo, José Luis.
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