Esta mañana ya me había hecho un poco al cambio del tono de luz. El estómago aun se queja. A la una y media ya está gruñendo. En un par de días lo tengo domesticado.
Por la noche hay que avisar a los antidisturbios para meter a los niños en la cama. Y por la mañana ufff...
Al menos cuando salga de trabajar, algunas veces, aun quedará algo de claridad.
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