sábado, 5 de noviembre de 2011

EN CUARENTENA



Ya he regresado.

Vuelvo con 40 años. Como me ha dicho un amigo, has dejado de ser un treintañero (que suena así, tan juvenil, como quinceañero), para convertirte en un cuarentón. Con ese acento en la última sílaba. Aguda. Y la tilde delatando lo inevitable. Proclamándolo.

Pero a la vuelta, las cosas siguen igual que antes. Nada cambió en mi casa. Mis hijos me reconocen. Mi mujer no se olvidó de mí. Los alimentos de la nevera no se han estropeado. Los muebles no han cogido polvo. Las plantas no se secaron. Apenas surgen nuevas arrugas en mi rostro. Y sigo creyendo que hace solo unos años que terminé la Universidad. Tan reciente.

No me ha sorprendido. Ya me pasó con los 18 años. Pensaba que de la noche a la mañana, al convertirme en mayor de edad, mi vida daría un vuelco. Y al final continuó EXACTAMENTE IGUAL.  

Bueno, hay una cosa: con 18 veía los 40 años como muy remotos. Creía que faltaba mucho tiempo para que llegase. Sin embargo, ahora, con 40, los 18 no se encuentran tan distantes. No hace tanto. Y eso sí que me ha sorprendido.

4 comentarios:

La de la ventana dijo...

Conozco esa sensación. Yo también la pasé (y la temí). Pero no pasó nada. En mi caso, tengo a "mi favor" el no tener descendencia, lo cual me mantiene en el bando de los hijos, y eso prolonga la sensación de que todo está muy reciente. Es como si mentalmente me hubiese estancado en un edad indeterminada, aún joven, pero sin los inconvenientes de la muy joven. Y ¿para qué negarlo?, se está a gusto ahí. Me gustan mis 44 años.

Paco dijo...

Pues Teresa, yo, aunque mis padres no viven, y tengo dos hijos, me sigo manteniendo en ese estado de edad indeterminada. Puede que sea un problema de madurez...

A lo mejor, un día, el menos esperado, me caigo del caballo y me levanto con el desconcierto de los 70-80 años.

¿Tendré blog para entonces?

andandos dijo...

Felicidades (de todas maneras).

Un saludo

Paco dijo...

Muchas Gracias José Luis.

No es bueno estar levantado tan tarde. Aunque sea Sábado, o Domingo mejor dicho. Nos haremos noctámbulos irrecuperables.

Saludos.