jueves, 27 de junio de 2013

ATOCHA




Qué cambios de temperatura. Mi casa con el doble de ropa. La de verano que no acaba de abrirse. La de invierno que no acaba de guardarse. Prefiero el calor. Realmente prefiero la temperatura de entretiempo. Pero si hay que elegir, me quedo con el calor. Quizá es que tenga el cuerpo acostumbrado.

 

Las primeras veces que vine a Madrid era siempre invierno. Echaba de menos el calor. Era desconcertante salir a la calle. Estaba habituado a la falta de calefacción y a la poca variación de temperatura entre las casas y la calle. Aquí sin embargo, durante una época del año, en las casas hay veinticuatro grados y afuera llega a menos dos.

 

Un día vagando por Madrid no lo soporté más. Necesito un rincón de calor, le dije. Y me llevó a la Estación de Atocha. Fue estupendo. Descubrí un paraíso. Un verdadero oasis en medio del desierto de asfalto. No había andenes. Solo viajeros entre un jardín tropical. Palmeras habitando donde los trenes habían partido. Ranas husmeando la oculta senda de un ferrocarril. Tortugas sin prisa por pillar el último vagón. Un paseo de luz. Un regalo verde.

 

Ahora sigo echando de menos el calor en la temporada de invierno. Busco atajos. Me arrimo a cualquier residuo. Como ese diferencial de temperatura que tienen los cubiertos que saco del lavavajillas que acaba de terminar. La fiebre dulce de los folios recién salidos de la fotocopiadora. La respiración inconsciente y templada del portátil. O el tibio rastro de su piel que exploro bajo el edredón cuando se va.


 
 

8 comentarios:

dijo...

De todos esos calores, sin duda, el más bonito es el último.

Yo soy más del norte. Vine del frío.

Un saludo

Paco dijo...

Y qué les ocurre a los que vienen del frío?

andandos dijo...

Tengo una amiga que vino del frío (Rusia), y, el primer año que estaba aquí, en marzo ya se ponía pantalones cortos, sandalias, camisetas sin mangas... hasta que aprendió.

Un abrazo

Paco dijo...

Eso es casi venir de otro planeta...

¿Qué tal ese viaje de tu hijo por Perú?

andandos dijo...

Por Perú muy bien, les gustó mucho, como era de esperar, y nos alegramos, los demás, por ellos. Ambos son estudiantes de doctorado de investigación, trabajan también, y tienen un futuro bastante oscuro. En fin, vivamos el presente.

Un abrazo

Paco dijo...

Me alegro por lo de Perú; y del futuro, Dios dirá.

Angela dijo...

Paco, en invierno te puedes ir a los invernaderos para plantas tropicales del Jardín Botánico. Aparte de disfrutar del calor, las plantas son preciosas e interesantísimas.
Donde yo vivo, mucha gente va en chanclas hasta en lo más crudo del crudo invierno. Son de otra pasta, no me cabe duda.

Paco dijo...

Hola Ángela. Qué bien que estés por aquí.

Te haré caso la próxima vez y pasaré por el Jardín Botánico.

En chanclas en Invierno... no puedo ni imaginarlo...