martes, 10 de abril de 2012

COMO UN AULLIDO INTERMINABLE



Somos los mismos hasta que dejamos de ser. Entonces nos damos cuenta de que nunca fuimos los mismos.



Siempre es la misma sintonía. La misma música sonando una y otra vez.  Ya la conozco. Es la melodía de la vida. Nadie se libra de ella. De padres a hijos, abuelos y nietos. Surge incluso en lo inesperado. No me asusta el paso del tiempo. No tengo más remedio.



Algunas mañanas cuando me levanto y veo mis pies en el suelo, siempre me acuerdo de mi padre. Estos pies míos parecen los suyos. Los muevo un poco y es como si estuviese viendo esos pies algo huesudos, frágiles y llenos de pequeñas venas que tuvo mi padre.



Lo duro, lo realmente cruel, es que una vez aquí, ya no hay vuelta atrás, ya no puedes volver atrás (sí, así es, porque la vida ya te empuja como un aullido interminable).

4 comentarios:

andandos dijo...

Lo describes, y piensas (creo que el orden sería al revés) muy bien. El asombro de vivir.

Un abrazo, Paco.

Paco dijo...

José Luis, pues tienes razón también. Una entrada capicúa...

Desde que escuché esos versos de Goytisolo (la vida ya te empuja como un aullido interminable), pienso que la vida es tan inevitable como la muerte.

Un abrazo, amigo.

Cris dijo...

Querido Paco:
La Vida es ese Rio que nos lleva, inexorablemente, desde que nacemos-Agua, discurrimos, más o menos abruptamente o rápidamente, por distinatos parajes, con distinta fuerza, para llegar al Mar; a donde llegamos todos, de nuevo Agua

Paco dijo...

Manrique (nuestras vidas son los rios...) y Neruda (el amor ... es como un largo río, solo cambia de tierras y de labios), ambos en estado puro.

Un abrazo, de otro discípulo de Tales.