martes, 29 de julio de 2014

VERANO AZUL


Los días que afortunadamente puedo ir a casa a comer, repaso con el mando a distancia los canales de la tele. No recuerdo exactamente en cual, y como en un eterno retorno sin posibilidad de huida, vuelven a emitir Verano Azul. A mí no solo no me molesta, si no que me quedo enganchado al episodio del día: me hace recordar.

Cuando lo vi en su estreno, aquella primera vez, consideraba a Tito algo más pequeño de lo que yo era, y a Piraña más o menos de mi edad. Quizá algo mayor que yo. Luego estaban los que yo juzgaba bastante mayores como Pancho, Javi, Bea y el resto de la pandilla.

Tiempo después, en algún episodio que vi de las numerosas veces que lo han puesto, los chavales mayores de esa pandilla pasaron a ser casi de mi edad; ya no eran tan mayores. Hasta que en otra de esas emisiones me di cuenta de que por fin había superado ampliamente en edad a aquellos mayores; los veía pequeños.

Ahora, lo que puedo observar es que mis años están peligrosamente muy cerca de la de los padres de la serie, y veo a esos chicos que yo veía mayores como niños, apenas unos críos.

Siguiendo el ritmo de reposiciones de Verano Azul, algún día estaré en la misma quinta que Chanquete. Ojalá.
 

2 comentarios:

Carlota dijo...

Que tierno, tío.
¿Es todo lo que puedes contar de tu verano?
Y yo aquí pensando que tendrías más tiempo libre para complacer a tus fans en el extranjero...

Paco dijo...

Lo siento, pero (como el conocido título del libro) para contarlo primero hay que vivirlo.

Un beso. Ya me contarás...