lunes, 10 de octubre de 2011

INMERSIÓN LINGÜISTICA (II)



Hay muchas cosas que me llamaron la atención las primeras veces que vine por Madrid. Una de ellas, cómo no, fue las diferentes maneras que había de denominar una misma cosa.

Así, por ejemplo, yo colgaba los cuadros en alcayatas, y aquí en Madrid, lo hacen en escarpias.

Nadie se asusta cuando pido una pistola en una panadería, porque me dan una barra de pan.

Para mi, y para mi gente, tener la casa llena de tiestos, es tenerla llena de trastos y cacharros, la mayoría inútiles. Sin embargo, en Madrid, los únicos tiestos que hay son en los que se siembran plantas, es decir, maceteros.

En la noche madrileña, debajo de la cama guardan el orinal, y mis abuelos, lo que tenían era una escupidera.

Los niños andaluces se divierten en los "cacharritos", y aquí, ese tipo de artilugios mecánicos son las "atracciones". Siguiendo con el mismo tema, los "coches tropezones" nuestros, son sus "autos de choque", que a mi me parece el nombre bastante sofisticado para lo que al final es. Entre eso y llamarles "vehículos de colisión", no hay gran cosa.

Siguiendo con los niños, mis hijos hacen los deberes, y yo lo que hacía era la tarea. Tenía unos cartapacios, que cuando usé ese nombre aquí, no sabían ni lo que era, hasta que ellos me dijeron que se trataba de una carpeta de anillas.

En mis años mozos, yo pensaba que me despedía de la que era mi novia (ahora mi Santa), en la casapuerta, cuando en verdad lo hacía en el portal.

También hay una semilla comestible que en cada lugar de Andalucía es diferente. Lo que aquí llaman guisantes, en otros sitios le dicen alverja, habitas, chícharos, pésoles, alcauciles……





No digo que en todo esto una cosa sea mejor que otra. O cuál de las dos, o las dos, serán lo correcto. Solo que me llamó la atención. Me pareció divertido. Incluso hoy a veces me sigue asombrando.

Pero eso sí, nada es eterno. En algunas cosas se ha cambiado. Aquí afortunadamente ya le dicen "pico" a los picos, y no eso tan cursi como eran los "colines".

Y una vez metidos en harina, cuando pido una tostada, bien sea porque me delata el habla (digo: tohtada), o porque se lo dicen ya a todo el mundo, por fin me consultan: "¿De molde o de pan?". Y es que antes, dijeras lo que dijeras, te ponían como una rebanada de pan Bimbo algo más gruesa, ya untada de mantequilla; y a eso, llamarlo tostada, comparándola con su pan, pan, empapado de su aceite de oliva virgen extra (y mejor con un poquito de jamón serrano), es un sacrilegio.


Sé que hay muchísimas cosas más, pero ahora mismo ya no se me ocurre ninguna. Ustedes sabrán perdonarme (esta fue la primera en realidad: mi segunda del plural nunca fue "vosotros"), de ustedes me despido.

6 comentarios:

La de la ventana dijo...

Paco, los colines siguen siendo colines. Porque una cosa son los picos, cortitos, y otra los colines, largos, o sea, los grisines italianos.

Paco dijo...

Pues es verdad, Teresa, lo que pasa es que yo los he oído llamar a los cortitos también colines.
Claro que también puede ser que en casa de mi Santa, le llamen colines a todos.
Aunque no me voy a meter en eso de desmenuzar y comparar familias políticas: necesitaría un blog para eso solo.

José Miguel Ridao dijo...

Se pongan como se pongan, lo de colines es una mariconada gordísima. Eso sí, se compensa porque a los churros nuestros les llaman porras, con dos cojones.

Paco dijo...

Ridao, y en Jerez, por lo menos, se venden al peso, y en Madrid por unidades.
Claro que debe ser por eso de llamarlos porras...

Cris dijo...

...¿y a la inversa?...
¿qué me dices de "las tennis"?
¿y de las camisas de "listas"?
¿y de los bañadores de "topitos"? ¿ y si pides "un fanta"?
...pero qué grande es nuestra lengua, mi "arma"..¡

Cris

Paco dijo...

Cris,

ya me lo decían en el cole: idiomas, lo mejor saber idiomas...