miércoles, 28 de septiembre de 2011

INMERSIÓN LINGÜISTICA



Los que vivimos en una comunidad diferente de la que nacimos, nos la tenemos que ver a veces con el habla que se utiliza en cada lugar. Ya sé que alguno dirá que entre Andalucía y Madrid apenas hay diferencia alguna. Pero es solo una apariencia.

Hay múltiples situaciones para comprobarlo. Una de ellas es con mis hijos. Son como esponjas. Y se adaptan en seguida. Al principio de las vacaciones, allá en mi tierra, mis hermanos y primos se mofaban de su acento tan "fisno". Con tantas essess, y tanto "ado".

Sin embargo, en apenas unos días, parecen de allí de toda la vida. Con su acento nativo, dialecto bien consolidado y expresiones andaluzas donde las haya. Tanto que a la vuelta, algunos familiares y vecinos de aquí nos dicen si es que hemos pasado el Verano con Jezulín, o qué:     " illooooo"

Cuestión de tiempo. En apenas una semana, los pobres ya están otra vez con el deje madrileño, castizos de arriba abajo. Gatos hasta la médula. Parece que hubieran nacido aquí. Bueno, en realidad es que han nacido aquí. Quiero decir, que no se han movido de Madrid.

Pero a veces este proceso automático falla, y se producen cortocircuitos en sus neuronas, lagunas en la mutación lingüística. Averías en la traslación. Esta mañana, en el desayuno, al dejarles los cereales, mis hijos me han soltado un: "Papá, traenos también el Cola-Cado", que me he tenido que sentar de la impresión.

2 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Seguro que a mí me dirían Ridado, alguna vez me ha pasado.

Quedas abrazado.

Paco dijo...

Agradecío por tu comentarido.

Abrazao queo.