miércoles, 24 de julio de 2013

BIOGRAFIA PROVISIONAL




A veces tengo la sensación de que todo es provisional.

Todo permanece suspendido en un antojadizo segundo.

En una efímera tarde de estío.

Nada existe.

Es doloroso ser nada.

Un vacilante calor perfumado.

 

 

 

A veces tengo la impresión de que me he equivocado.

En algún cruce abandoné mi historia,

y vivo la vida de otro.

No sé quién es, ni qué hace.

Pero soy yo,

un impostor.

 

 

 

A veces tengo los sueños de los perturbados.

Y como un maniático me miro al espejo,

a los ojos.

Al fondo de los ojos, por si estoy yo.

Y no hay nadie.

No le conozco.

 

 

 

A veces tengo los recuerdos de una existencia ajena.

Como una película o un libro que leo en el sofá.

Y resulta que soy yo

el protagonista.

Adivino mi historia entre sus páginas,

y lo que ocurre en el libro –en la película-, me ocurre a mi.

 

 

 

A veces tengo el extraviado instinto de los suicidas.

Creo que recuperaré mi vida al arrojarme

al vacío desde una cornisa.

Y me imagino el suelo acercándose vertiginoso y fulminante,

ya sin remedio,

y doy un paso atrás.

 

 

 

A veces me veo a mi mismo a la hora de la siesta,

en la más extraña de las sensaciones.

Aparece mi infancia y me miro desde ella:

me pregunto si alguna vez,

de niño,

creí convertirme en lo que ahora soy.

 

 

A veces me aparecen otros mundos posibles,

de otra vida lejana.

Se complica y compara con la mía,

y siempre sale perdiendo.

No se por qué me toca vivir la más ausente de todas,

la más desconocida.

 

 

A veces esta locura no me deja vivir.