lunes, 17 de diciembre de 2012

EL TEMPLO MALDITO



 
Hace sobre un año y medio uno de mis hermanos pequeños me llamó a mediodía. Noté su voz algo alterada:

-¡Paco! ¡Paco!

-¡Qué! ¿Qué pasa? –le dije intrigado.

-Que hemos encontrado un muerto.

-¿Cómo? ¿Qué dices?

-Bueno, son unos restos. Pero están bien conservados. Está bastante completo y seguro que aparecen más.

-¿Pero qué me estás contando? ¿Un muerto dónde? ¿Y cómo que van a aparecer más?

-Aquí, en la excavación.

-¿Pero de qué me hablas, tío?- le dije ya sin saber por dónde iba a terminar esta conversación.

-Joder, Paco, espabila. Donde trabajo. Que al haber encontrado un cuerpo, seguro que nos siguen dando subvención para seguir el proyecto.

-Ah, sí. Claro. Es verdad – suspiré más calmado mientras se aminoraban los latidos de mi corazón, pues casi se encuentra con otro muerto más al otro lado del teléfono.

 

Luego aparecieron varios cadáveres más y el trabajo se alargó un poco. Estaban buscando una necrópolis que finalmente descubrieron. Pero no duró demasiado. La crisis dejó a los muertos en paz. Más vale ocuparse de los vivos. Aunque no sepamos ahora qué hacer con los vivos que se ocupaban de estos muertos.

 

Mi hermano hizo Geografía e Historia, y ha estado de arqueólogo en varios sitios. Pero son malos tiempos para hacer de Indiana Jones. Ahora se busca la vida como puede. Tiene un sentido del humor muy particular (un poco negro, solo hay que ver con que naturalidad se acuesta al lado del tipo de los huesos). Me hace feliz que esté esperando su tercer hijo. Cuando me enseñó esta foto, a pesar de todo, me encantó. Se la pedí hará algo más de un año y hasta hace un mes no me la mandó. Le agradezco la celeridad. Un arqueólogo no es alguien que debe tomarse las cosas a la ligera, salvo que le persiga una bola gigante en un túnel sin salida.
 
 

 
 
Y por llevarte la contraria, algo adelantado, te deseo Feliz Cumpleaños.