sábado, 26 de noviembre de 2011

DE RUINAS Y ARRUINADOS



Ayer se encendió el alumbrado de Navidad en Madrid. Queda un mes para el 25 de Diciembre, pero ya hemos dado el pistoletazo de salida. Cada año lo adelantan más. Cuando yo era niño, la Navidad y sus adornos empezaban con los cantos de los niños de San Ildefonso. Luego, ganando días, el comienzo lo daba el puente de Diciembre. Ahora hemos llegado hasta el último fin de semana de Noviembre. Como sigamos así va a ser una tontería que desmonten las bombillas, y se podrían quedar el año entero. Total, ahora son de LED y gastan menos.

Una vez, en Febrero, a la vuelta de un callejón en Cádiz, vi como unos operarios transformaban los restos de lo que parecía ser una especie de racimo de uvas del alumbrado de Navidad, en un antifaz para Carnavales. A esta ciudad nadie le gana en inventiva. Sobre todo en Carnavales.

Supongo que esto de adelantar la iluminación será para incitar el consumo en esta economía a la que aplicamos estas maniobras de RCP. Nada me gustaría más que se empiece a levantar cabeza, pero me temo que todavía nos queda bastante travesía por el desierto. Aun así, y a sabiendas de que puedo ser duramente criticado, opino que no apreciamos lo bueno que nos queda. No es que adolezca de un optimismo ingenuo e ignorante, es que me comparo con otras partes del mundo, y aunque sea un remedio de tontos, no deja de ser cierto.

Es verdad que ahora tenemos casos realmente espeluznantes y desesperados. Personas casi con lo puesto y con deudas para el resto de su vida, pero no es menos verdad que, por lo menos hasta el día de hoy, nadie, o prácticamente nadie, se muere de hambre. Aquí tenemos indigentes recién estrenados que en su vida hubiesen imaginado que tendrían que recalar en un comedor de Cáritas para tomar algo caliente. Sin embargo, en otros lugares, ni está asegurada la comida, ni hay posibilidad de dormir bajo techo, ni siquiera la vida es algo a tener en cuenta, pues pende de un hilo. Y esto sí que es dramático. Seguro que la mayoría de ellos estarían encantados de cambiarse en el lugar del más pobre de aquí. De tener en algunos casos hasta varios albergues  de beneficencia al que acudir.  Ocurre que cuando se ha estado en el vértice de la famosa pirámide de Maslow, bajar niveles resulta muy duro. La renuncia hiere más que el hambre.

A mi todo esto me trae a la memoria ese comentario de mis padres viendo la tele, cuando hace ya algunos años, corrió el rumor de que Kashogui (el conocido multimillonario de yates-palacio con grifería de oro) se había arruinado. Entonces, cada vez que la televisión contaba la noticia, mi padre decía con cara del que anhela lo que nunca tuvo: “La ruina de ese la quiero yo para mi”.

Al final, otra Navidad que, por un motivo o por otro, de las primeras cosas que hago es acordarme de mis padres.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

BATAS BLANCAS

Cuando veo este video, un entusiasmo y una tristeza me sobrecogen.

Sería largo de explicar, pero en ese local que sale, mi padre (que continuó con una tradición heredada de padres a hijos)  tuvo su propio negocio durante muchos años. Había cornucopias restaurándose, marcos por dorar, bruñidores, pan de oro de ley, lienzos antiguos y recientes, pequeñas esculturas policromadas, también batas blancas. Además de mi madre, mis hermanos y yo, que con mucha frecuencia, íbamos por allí.

Ahora, uno de los que se pueden ver en las imágenes, trabajador de esta empresa, es mi hermano pequeño, y prácticamente se siguen haciendo las mismas cosas en el mismo lugar. Y aunque sea casi por casualidad, no por ello me deja de provocar esa mezcla de satisfacción y melancolía.

viernes, 18 de noviembre de 2011

EL ETERNO RETORNO




Suponiendo que un día, o una noche, un demonio te siguiera a tu soledad última y te dijera: “Esta vida, tal como la has vivido y la estás viviendo, la tendrás que vivir otra vez infinitas veces; y no habrá en ella nada nuevo, sino que cada dolor y cada placer y cada pensamiento y suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida te llegará de nuevo, y todo en el mismo orden de sucesión, también esta araña y este claro de luna por entre los árboles, y este instante, y yo mismo. El reloj de arena de la existencia es dado vuelta una y otra vez, ¡y a la par suya tú, polvito del polvo!”


NIEZTSCHE, Friedrich, La gaya ciencia




 



Portadas del Jueves: nº 836  Año XVII   Del 2 al 8 de Junio de 1993 y nº 799 Año XVI  Del 16 al 22 de Septiembre de 1992, respectivamente.


lunes, 14 de noviembre de 2011

ENGANCHADO

Ya ha pasado de MIL visitas este blog.

No sé cómo se cotizará el asunto, pero me parece que son escasas. Más que nada porque analizando los datos, es decir, sabiendo que cada vez que yo entro (aun activando eso para que no le contabilicen a uno sus propias entradas y salidas del blog) me pone una; sabiendo también que lo normal es que al resto de la gente, cada vez que entra y trastea le cuenta más de una; sospechando que hay gente que entra buscando otra cosa y se topa con esto (anda que no han entrado gente buscando “boda de la duquesa y Alfonso” y “entrada gratis para el hormiguero”); y muchas cosas más, pues al final nos quedamos ese puñadito de personas, que son pocos pero “jartibles”, y que hacen puntuar a diario con una media de unas 6-7 visitas al día. Que serán bastantes menos restando los casos anteriormente descritos.

Como decía, considero que son escasas, y ya que resulta que la blogueína discurre irremediablemente por mis venas; y me pide más. Y añadiendo esa vanidad de la que también habla Ridao, y que la albergo en lo más sucio de mi corazón. Pues he empezado a contarlo entre mis prójimos, conocidos, familiares… al objeto de subir la dosis.

No sé si subirán las visitas o se estancarán. Pero lo que está claro es que me he convertido en un adicto de la “blogocosa”.  Así he leído que denomina a este mundo uno de los responsables de hallarme con esta intoxicación sin vuelta atrás.

viernes, 11 de noviembre de 2011

FIESTA SORPRESA


Han pasado ya doce días desde que me hiciste esa fiesta sorpresa, y poco a poco me voy enterando de los pormenores y detalles. Yo pensaba que nos íbamos a Jerez para un puente normalito, aunque sí que con una apetecible celebración familiar prevista por mi cumpleaños, pero nada más.

No sé aun de dónde sacaste, y lo peor, cómo localizaste a ciertas personas. Y encima desde Madrid. Porque a los de siempre no es difícil, pero fíjate que al final se pasaron por allí gente del Colegio, de la Escuela Politécnica, de mi primer trabajo en Jerez… hasta estuvieron los de la Agrupación Astronómica (es cierto eso que les dijiste que una de las cosas que más añoro es ir con ellos a ver el cielo; Madrid, por mucho planetario -y estupendo Curso de Astronomía que ya hice-, tampoco perdona en esto). Sé que fallaron bastantes, me gustaría que hubiesen venido, pero a los que tenían excusas buenas y razonables ¡qué le vamos a hacer!, y a los que no la tenían, pues a lo mejor es que tampoco deberían haber asistido...

Siempre te gusta que vayamos toda la familia junta, y eso de que dijeras de pronto que mis hermanos nos estaban esperando en el Damajuana para cenar, y que mientras yo terminaba de arreglarme, te ibas ya con los niños, me dejó un poco extrañado. Pero seguía si preverlo. Claro que después encaja todo.

Me encantó ese “pedasor” de  PowerPoint  con fotos y música incluida. El cartel de bienvenida. El lugar elegido. El rato que pasamos. Pero sobre todo, que lo organizases tú.

Gracias.

sábado, 5 de noviembre de 2011

EN CUARENTENA



Ya he regresado.

Vuelvo con 40 años. Como me ha dicho un amigo, has dejado de ser un treintañero (que suena así, tan juvenil, como quinceañero), para convertirte en un cuarentón. Con ese acento en la última sílaba. Aguda. Y la tilde delatando lo inevitable. Proclamándolo.

Pero a la vuelta, las cosas siguen igual que antes. Nada cambió en mi casa. Mis hijos me reconocen. Mi mujer no se olvidó de mí. Los alimentos de la nevera no se han estropeado. Los muebles no han cogido polvo. Las plantas no se secaron. Apenas surgen nuevas arrugas en mi rostro. Y sigo creyendo que hace solo unos años que terminé la Universidad. Tan reciente.

No me ha sorprendido. Ya me pasó con los 18 años. Pensaba que de la noche a la mañana, al convertirme en mayor de edad, mi vida daría un vuelco. Y al final continuó EXACTAMENTE IGUAL.  

Bueno, hay una cosa: con 18 veía los 40 años como muy remotos. Creía que faltaba mucho tiempo para que llegase. Sin embargo, ahora, con 40, los 18 no se encuentran tan distantes. No hace tanto. Y eso sí que me ha sorprendido.